Volviste a ver su rostro fantasmal
creíste que su sombra podrías evitar
regresaste a la penumbra otra vez
y sus ojos vacíos te quemaron la fe.
Avanzaste a ciegas buscando el final
dando tumbos herido en tu soledad
tu mano a tientas encontró la pared
y seguiste el sombrío camino de ayer.
Entonces muro y suelo echaron a temblar
y la sombra te rasgó el alma sin piedad
miraste hacia adentro quedando a su merced
sentiste el profundo abismo y volviste a caer.
Un grito de silencio emergió en la oscuridad
y el brillo de la amargura te hizo despertar
el rostro fantasmal se tornó hueso y piel
y el reflejo de tus ojos preguntaron porqué.
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